Gritos... Sólo eso... Gritos que me perforan, me hacen daño, me frustran, me enfadan, me entristecen, me torturan. Gritos en mi oído de reproche, de culpa, de ira. Golpean y golpean y no me dejan tranquila. Martillean en mi cabeza cada vez más fuerte y no paran, no se frenan, siguen y siguen y sólo tengo ganas de acallarlos cuanto antes... Antes de que me vuelva loca por ellos...
Silencio... ¿Es tan complicado? Sólo unos instantes de paz, de pura tranquilidad. No sentir nada y tener la mente despejada, decirle adiós a los agobios, a los puños apretados, al dolor que me profana... No tener que pensar en maneras de acabar con este odio despreciado que me causan todas esas palabras pensadas en alto...
Que alguien me diga que todo terminará, que llegará el momento en el que los gritos desaparecerán y no volverán.
Que alguien me diga que algún día podré escapar...

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