La sangre se calienta dentro de mis venas. Siento como cada latido golpea mi pecho, mi cuello, mis muñecas, mientras mi cuerpo tiembla como si un terremoto me sacudiera. Noto esa leve presión en el estómago, pienso que todo va a explotar, que mi cabeza va a estallar y que todos esos pensamientos que la llenan se convertirán en simple polvo y nada más...




El dolor es inspirador, las lágrimas se convierten en tinta y los gritos dictan las palabras que mis manos bañadas de sangre escriben con una mezcla de agua salada y pena...


Aún recuerdo ese aroma que se quedaba pegado en mi ropa, aún recuerdo esa mirada que me hacía sonreír, aún recuerdo esos temblores que no me dejaban pensar... 
En mi mente quedan presentes esos abrazos, esa risa tan especial, esos labios que dan ganas de besar...
Ahora las palabras se vuelven cáscaras vacías, ya no significan nada, ni las miradas, ni las sonrisas... Falsas. 
Ese perfume que tanto me gustaba me empieza a marear,sus abrazos cálidos como un día de verano se han vuelto fríos como las noches de invierno.
Las risas se han convertido en lágrimas que caen silenciosas por mi cara desolada y mi boca se curva hacia abajo porque no tiene fuerzas para fingir alegría.
Todo lo que sintió en un principio se desvaneció y los "te quiero" ya no existen ni en la imaginación.
Yo puedo actuar, hacer que me da igual, pero muy en el fondo debe saber que delante de él todo son mentiras para no joder.
Unas pocas palabras, unos pocos segundos y todo cambió...
Quiero decir adiós, acabar con el dolor, pero es imposible olvidar a quien un día se amó...


Siento una piedra en el pecho que oprime mis pulmones. Siento escalofríos y me quedo sin aire. Cierro los ojos, trato de imaginar algo que no me ponga tan nerviosa. No puedo, porque sé que cuando los abra todo seguirá ahí. Mi cabeza no puede apartarme eternamente de la realidad. Quiero respirar, pero mis pulmones no se llenan. están hechos de plomo y no se quieren expandir. Me duele... Quiero llorar, pero me duele aún más. No puedo soltar todo lo que quiero, no puedo alzar mi voz por encima de las demás, no puedo pedir auxilio, sólo caer en un profundo abismo... Entonces llega alguien, alguien a quien no esperaba. Coge mi mano y me levanta del suelo, me estrecha entre sus cálidas brazos y susurra en mi oído "Respira". Tomo la mayor bocanada de aire de mi vida. Siento como mi pecho sube y baja y no para. El abrazo le devuelvo con más ganas que nunca. Cuando tienes un amigo, alguien importante, alguien a quien quieres y que te quiere a ti, no importan las peleas, no importan los defectos, si es real todo lo superas con lágrimas de felicidad. No es tan difícil vivir en el mundo cuando tienes a alguien que cuando te caes te ayuda a levantarte, que cuando estás triste te consuela, que cuando te asfixias... Te ayuda a respirar. No es tan difícil cuando tienes a alguien que te quiere de verdad...


Estoy cansada de mirar hacia atrás. No quiero ver los buenos tiempos que ya no poseo, no quiero recordar esas cosas bonitas que ya no existen... Pero, tampoco quiero olvidar, no puedo quedarme sin esos buenos momentos porque me llenan, porque consiguen que mi alma vacía ya no lo esté, aunque sólo sean unos pocos segundos de pura felicidad al mirar atrás. Será por eso por lo que miro al pasado, porque es éxtasis en mis venas... unos segundos... Sólo eso basta para que se me dispare el corazón. Unos dedos en el cuello y noto como late... fuerte... Unos segundos en los que nada importa, en el que sólo hay cosas buenas, no hay gritos, ni peleas, ni odios, sólo palabras, sonrisas... Unos segundos que significan muchas cosas, unos segundos por los que vale la pena girar la cabeza y mirar atrás...


¿Valiente? No, yo no supero miedos, los temo más por cada día que pasa... Llamadme cobarde, es la puta realidad... Siempre temeré el rechazo, la soledad, el olvido, el odio, los te quiero que no volveré a oír, un adiós, las miradas tristes que sólo traen malas noticias, los recuerdos que me hacen llorar... Siempre temeré la realidad, en mis sueños pasa lo que yo quiero, puedo volar, puedo besar, puedo reír, puedo dejar de tener miedo porque nada me hace daño. Pero, no puedo vivir dormida durante cien años, tengo que despertar, tengo que pensar, tengo que actuar... Nunca temeré a un nuevo día, nunca me rendiré, y ahora soy una cobarde, pero nunca dejaré de pensar que puedo ser una valiente...


Cada mañana me despierto, me lavo la cara, me visto, desayuno, pienso y sólo se me pasa por la cabeza que quiero sonreír y lo hago, pero a lo largo del día ya no es lo mismo... Las ganas de sonreír se desvanecen, se convierten en oscuras sombras, en lejanos recuerdos de tiempos felices. El sol que me iluminaba se ve cubierto por unas grandes nubes negras de las que empiezan a caer unas frías gotas de lluvia que se convierten en balas y me duele cuando las noto sobre mí. ¿Cómo puedo ser feliz si la gente me dice que estoy insoportable cuando me siento bien? ¿Es eso amistad de verdad? ¿Alguien se alegra por mí cuando me ve sonreír? Ya no lo sé... Ya no sé que pensar... Sólo me queda llorar...

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