Perdidos en medio del mar estamos. El sol, de un resplandeciente color naranja, se hunde en las frías aguas frente a nosotros. Un precioso atardecer debo decir...
Ya se ha ido, todo está muy oscuro y me estremezco porque no quiero que la oscuridad nos devore, pero te siento a mi lado y el miedo desaparece, eso es lo único que se traga esta espesa negrura.
De repente, noto como unas luces iluminan nuestra barca. Miro hacia arriba, todo está lleno de estrellas. Las estrellas en el mar están preciosas. ¿Las ves?
¿Que tengo suerte? Pero, si las estamos viendo juntos amor. Cierra los ojos, acuéstate y siente como el bote se balancea suavemente por las olas, como si lo acunaran, la luz se apaga, abre los ojos y mira hacia arriba. ¿No están preciosas las estrellas?
¿Prefieres tener los ojos cerrados? Entonces ciérralos, nota como la barca se sigue meciendo en medio del mar, la brisa marina y ese intenso olor a sal, sigue con los ojos cerrados, seguirás viendo las estrellas. Ahí, justo encima de nosotros está la flecha de Sagitario y más para la derecha verás la Osa Menor. Mira un poco más a la izquierda, esas tres estrellas que están juntas son el cinturón de Orión y mira, allí está Júpiter, que bien se ve esta noche.
¿Notas esa leve presión en la mano? No te preocupes, soy yo que te la sostengo, con los ojos cerrados mirando juntos el cielo estrellado.

Pero aquí no acaba la historia: Con los ojos cerrados nos quedamos mirando al cielo hasta que una estrella blanca y veloz pasa ante nosotros, pido un deseo mientras te cojo de la mano con más fuerza, entonces noto como acercas tu cara a la mía y mi deseo se cumple, pero miles de otros deseos se cruzan en mi cabeza y los pido todos. Tantos sueños que quiero que se cumplan amor, tantos contigo... Pero, me pregunto ¿qué deseas tú amor?

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